En este blog siempre hemos tenido a gala la parte periodística. El cierre de ‘Público’ presupone una pérdida grande. O algo menos. El periódico que quiso ser la versión más progresista de ‘El País’ ha terminado por caer de rodillas. Mediapro pierde dinero a expuertas, y la gran maniobra de Zapatero para crear un grupo mediático más fuerte se ha ido al garete.

Lo que queda ahora es un gran vacío a la izquierda de ‘El País’, que puede empezar a descorchar cava porque buena parte de esos lectores pasarán ahora a sus filas, justo cuando se prepara para dar el salto a largo plazo que ya ha dado ‘The New York Times’, el faro que se usó en su día para su fundación. De momento esta ha sido su defunción.

Para los plumillas un trabajo menos a pedir, para los conservadores otra alegría más (llevan ya unas cuantas, aunque a ellos no les afectara mucho), para el oficio de contar la realidad más o menos objetivamente (más bien factiblemente) es otro desastre a sumar. El gremio periodístico empieza a parecerse ya a la Francia de 1940, con la gente tirándose a la cuneta con sus sacos en cuanto oían a los aviones alemanes. Y la cultura pierde un particular lugar donde los reportajes y noticias eran al menos algo más diferentes. Resulta paradójico que la derecha tenga tres periódicos nacionales y la izquierda sólo uno y algún que otro de la periferia. Ya no habrá noticias y reportajes a dos páginas con esa maquetación que parecía más de Mr Hyde que de un diseño normal, y que de vez en cuando prestaban una atención muy buena a las artes. Lamentable. Pero así es el capitalismo… Eso sí, existía la democracia antes de que naciera en 2007 y seguirá existiendo después, cuando echará el cierre, por mucho que pataleen. Algunos ya pasaron por algo parecido y nadie se acordó de ellos ni se rasgaron las vestiduras en ningún sitio. Es la mera y simple lucha por la supervivencia.