Más que luchar contra las multinacionales lo que ha hecho J. K. Rowling es luchar por sí misma para hacer un capitalismo para ella misma: será su portal quien venda las ediciones digitales de Harry Potter, no Amazon y compañía.

Bueno, todas no han pasado por esa decisión. Digamos que a Apple, a través iTunes, le importa un comino lo que piensen los autores, así que lo venderá y dará un buen pellizco a Rowling, que sí se ahorrará la parte del león que se quedan Amazon y el resto de distribuidores de contenidos. Vamos, que ha hecho de su capa un portal web (Pottermore) desde el que gestionará su propio pequeño imperio.

Bien por ella, porque ha abierto el camino de que internet sea realmente libre y autónoma y no otro campo de juego para que cuatro monopolios se lo coman todo. Eso sí, se visten con el traje de que son empresas de Silicon Valley superenrrolladas y por ahí han pasado muchos. Apple es experta en vender modernidad, vanguardia y libertad pero luego es más avariciosa y draconiana que BP o JP Morgan.

La publicación de los libros del joven mago en formato electrónico (de momento, sólo en inglés) ha sido el detonante del largo tira y afloja entre autora-empresaria y el resto. Ya le montó un lío judicial a los que hicieron la Enciclopedia Harry Potter hasta ahogarles la idea. Así que ahora habrá que comprarle los contenidos en Pottermore.com para regocijo de muchos medios, que la comparan ya con aquella gesta de Radiohead, que se pasó por el arco del triunfo a las discográficas al colgar sus discos en la red directamente. Así que un nuevo paso hacia la libertad, independencia y quien sabe si no autonomía económica de las letras. Bravo J. K., bravo.