Querida señora Merkel, sólo queríamos comunicarle un par de cosas. La primera, que no se deje bigote, que ya le empieza a asomar, y no el físico sino el histórico; y sobre todo, váyase a la mier…

La Alemania de Merkel no es la verdadera Alemania, es sólo una parte menguante de la misma, ya que su partido no para de fracasar en las sucesivas elecciones regionales. Este podría ser el canto del cisne de la primera mujer en el poder en Berlín. Y sin embargo, la lacra del despotismo, el abuso y el diktat al viejo estilo de cabo austriaco subnormal (Adolfito) han aflorado por sus presiones para que Europa sea alemana.

Es un gravísimo error que estamos pagando todos: obsesionados con la austeridad luterana y calvinista, los alemanes presionan para que todos seamos como ellos, sin darse cuenta de que jamás será así y que cuanto más aprietan contra los supuestos vicios (reales o imaginarios) del resto de naciones europeas, más cerca están de que se le rebele la tripulación en la Bounty. Porque eso es Europa, la Bounty: acaba de dejar atrás Tahití y los malos modos del capitán cabrean a los marineros y tienen al contramaestre más cabreado que un mono.

Lo que ocurre en esta crisis es una mezcla de hundimiento financiero, hundimiento sectorial en España (construcción, especulación) y una dieta austera por el control de las finanzas públicas que está provocando una anemia demasiado grande (sólo con recortes se ahoga la invención y la inversión, con lo cual todavía se crece menos que cuando estábamos endeudados) como para que no sea espoleada por la ira del pueblo. Merkel, señora, está usted jugando con fuego, que los países latinos pueden ser más vagos, más perezosos y estar peor organizados, pero saben latín (en la expresión castiza, que son más listos y florentinos que los germánicos del norte) y son muy dados a montar pequeños 14 de julio que podrían derribar más de una Bastilla, Bruselas incluida. Alemania, “su Alemania”, va camino de matar a Europa por la aversión económica, en cuyo caso sería usted recordad igual que el cabo idiota. Usted misma, pero no diga que no se lo advertimos.