Con la que está cayendo quizás no sea muy lícito preocuparse por el futuro de un “pequeño millonario” como Andreu Buenafuente, pero lo cierto es que lentamente se degrada el que es, todavía, el mejor showman español. Es decir, adaptarse o morir.
Porque la noticia de la cancelación de ‘Buenas noches y Buenafuente’ es un síntoma de que quizás el modelo de late night show que durante más de una década arrasó en España está desfasado. Mientras que en EEUU y Reino Unido, principales fábricas televisivas del mundo, los programas y formatos aguantan durante décadas y generaciones, con una audiencia fiel que puede crecer o decrecer en función de los tiempos, en España todo es más efímero, inmediato y cruel.
Andreu Buenafuente, cuando desembarcó en Antena 3, luego en La Sexta y después otra vez en Antena 3, llevaba una marca de fábrica inmejorable: veteranía, buen humor, inteligencia, puesta en escena muy cuidada y una personalidad que explotaba en los monólogos. Arrastró consigo a toda la tropa de El Terrat, y supo explotar muy bien la sutileza con la crítica devastadora. Pero poco a poco se deslizó por un tobogán profesional y personal: sus reacciones en Twitter desvelan una personalidad algo inflexible que podría terminar con sus huesos en la cuneta. Si no se reinventa podría terminar volviendo a Cataluña y encerrarse allí.
Antena 3 mantiene el contrato con el hijo predilecto de Reus, pero el problema de Buenafuente es que ejemplifica un modelo que se extingue en España si no se replantea de otra forma. Su manía de repetir una y otra vez lo mismo, visto ya desde el tercer programa, es un lastre: los chistes se repiten, los disfraces de Berto, las gracias salidas de tono de Corbacho, incluso la manía de la banda de música… pero al final se reduce y se repite una y otra vez. Y es una pena. También influye mucho el ERE que le tuvo que hacer Buenafuente al Terrat, con un 30% que se va a la calle. Su virulenta reacción en internet contra las críticas demuestran que quizás este hombre no esté preparado para los derrapes y los malos humos de una industria cruel: si no hay éxito, te vas.