Olvidém0nos de la cultura por un momento, porque si no hay dinero no hay cultura ni conocimiento. España se acaba de endeudar hasta las cejas durante una larga década más.
Todos los temas que solemos tratar en este blog no sirven de nada cuando la situación es la que es desde hoy sábado: la banca es un enorme pufo con un agujero de dimensiones colosales que amenaza con tragarse la economía española. A partir de ahora habrá más recortes, no directos pedidos por Bruselas, pero sí colaterales. Todo sufrirá los efectos de este nuevo endeudamiento. Porque nos prestan dinero a cambio de evitar un desastre mayor todavía, pero a costa de que el modelo social y económico actual cambie.
Se acabó la fiesta de la sopaboba, se acabó lo de pedir porque estás en el mundo como lo están las macetas, se terminó la historia de siempre de la cultura de la subvención, se finiquitó para siempre el sistema de control público de casi todo. Ahora otros decidirán por una clase política que utilizó todo como una correa de transmisión de sus deseos, desde la religión a las artes. Se terminó pensar que la solución a todo está en lo público, pero también en lo privado, habida cuenta de que el mundo empresarial está al nivel de una satrapía persa de hace dos milenios.
España no volverá a ser nunca más lo que fue, no porque hayamos cambiado, que lo haremos a trancas y barrancas y con cara de mala leche, sino porque no habrá logística que nos permita seguir siendo como antes. Y acordaros todos de este detalle: aquí va a terminar pagando hasta la Iglesia, y si no, al tiempo. Ya nos parece un milagro digno de un profeta que ayuntamientos del PP hayan amagado con hacer pagar el IBI. Se acabó la fiesta de la barra libre, del café para todos y del “usted no se preocupe que ya me lo devolverá”.
PD: y las gracias, o parte de ellas además de nuestra incapacidad para ser más razonables en lo económico, hay que dárselas a la hija de un pastor luterano que primero fue comunista y luego, simplemente, un persa entre griegos.