A grandes males, grandes remedios, pero no grandes operetas que escondan los problemas y la Razón detrás de gente que no tiene conocimientos ni verdadera capacidad para resolverlos: Bepe Grillo, muy mono para el espectáculo pero con pocos trazos de ser útil.
En el teatro, el cine y la televisión hay personajes paralelos que suelen llenar el vacío cómico de una obra. En la gran opereta de tres al cuarto que es Italia hoy ya tienen a un nuevo secundario de lujo que cumple a la perfección con ese papel de Mortadelo político. Es Beppe Grillo. Ha bastado una simple y caótica rueda de prensa para demostrar que cuando gestores sin experiencia se unen para salvar al país se suele terminar muy mal. No por voluntad, que la tienen, sino por una frase que es tan real como la vida misma: “No todos valen para hacer algo”. Hacen falta políticos transparentes como el agua, no revolucionarios alocados.
Está muy bien que los italianos, cabreados, hayan votado a este hombre y su marea virtual que no quiere ser partido, porque es una patada al sistema que hay que dar de vez en cuando, pero desde los tiempos de la Montaña en la Asamblea Nacional francesa, o de los liberales en la Cámara de los Comunes de Londres en el siglo XVII, desde que las Cortes medievales separaban bien a güelfos y gibelinos, siempre ha habido facciones-partidos que defienden ideologías diferentes. Y siempre se ha hecho en forma de organizaciones. El caos no es una respuesta al caos, sino gasolina para la hoguera. Y censurar y tratar a los periodistas como si fueran parte del mal es un grave error que Bepe Grillo acabará pagando, no por venganza sino porque los necesita para transmitir su mensaje.
Cada era tiene sus ingenuos, y en esta que nos toca vivir aparece la de los inocentes digitales que se creen que internet es la solución a todos los problemas de la Humanidad: no lo es, si acaso es una nueva plataforma para la comunicación y el pensamiento, el trabajo o la economía, pero no es el Mesías, igual que no lo fue la televisión, la radio, la imprenta o la propia democracia, hoy tan maltratada. Al final, para gobernar con justicia, sólo hacen falta dos cosas: transparencia y voluntad de transparencia. No por sustituir una organización por una marea amorfa se es mejor, eso son cuentos para niños y débiles mentales.
Italia, una vez más, va a ser el laboratorio de Europa, donde se ensaye lo que de alguna u otra forma ocurrirá en España cuando el bipartidismo se derrumbe del todo. La diferencia es que en España los cuatro en liza (PP, PSOE, IU, UPyD) no son ni de lejos el corifeo de arpías que tiene Italia (socialdemócratas, berlusconianos, cristianos moderados de Monti, Beppe Grillo), con el añadido de los nacionalistas. Tomad buena nota, salvapatrias antisistema con piel de cordero, que vuestro nuevo Mesías resulta ser más un Benigni alocado de la vida incapaz siquiera de organizar una rueda de prensa y respetar a los demás. Pues sí que empieza bien la revolución, como todas, sacudiendo a quien no debe…