Wert no estuvo en los Goya, pero no pasa nada; el cine pataleó pero tampoco pasará nada: un país entero se desliza hacia el encoger de hombros. 

Resulta cansino repetirse una y otra vez, máxime en un país donde nadie aprende si no es con guantazos a mano abierta. Por muchos avisos que se dan, por mucha información o voluntad de cambio que podamos tener todos individualmente en nuestro día a día, lo cierto es que no hay manera. Ni el cine español ha aprendido la lección (González Macho se va de la presidencia de la Academia sin haber aportado soluciones y repitiendo los mismos errores que todos, incluyendo darle la espalda al futuro digital) ni la casta política que gobierna este señoría feudal, o mejor dicho, conjunto de taifas feudales, se da cuenta de la oportunidad que ha perdido. Probablemente ya para siempre.

El cine es un valor añadido, y lo decimos por millonésima vez. Explotarlo a fondo con una estrategia a largo plazo desde lo público y lo privado sería una buena forma de conseguir que ese 4% del PIB que representa la ficción audiovisual española fuera el 8% y de paso bajara el paro y lograra crear un nicho económico sobre esa inmensa masa de 440 millones de hispanohablantes que hay en el mundo. Pero no, nada de eso, porque hacer tal cosa supondría pensar, y esto cuesta, se gastan energías que hay que dedicar para cualquier otra gilipollez.

Con Montoro a los mandos de un barco agrietado y lleno de ratas debe ser difícil ser ministro de Educación y Cultura. Wert puede que no lo tenga fácil, pero es muy idiota pensar y actuar con prepotencia. Este ministro ausente ayer en los Goya ya no es necesario o útil para nadie salvo para Rajoy, que mientras lo tenga ahí todos se centrarán en su calva y no en la barba del que manda, otro inútil de campeonato cuyo mayor mérito es haber empollado cual gallina clueca unas oposiciones. Wert es culto e inteligente, otra cosa es que no dé una y se equivoque continuamente.

Montoro es el que manda en la cuestión fundamental de todo gobierno, la pasta, así que cada vez que Wert ha debido de decirle eso de “oye Cristóbal, cuando puedas, por favor, mírame eso de la Ley de Mecenazgo o de Propiedad Intelectual, a ver si podemos hacer algo con este tema”. Y Montoro, con esa cara de ratón de biblioteca con menos chispa que un cadáver sonreirá pensando “y una mierda”. Porque no hay un duro o no quiere haberlo. Para pagar las chapuzas de Navantia y compañía construyendo submarinos con los planos cambiados sí que hay dinero, pero para la cultura no. Para los curas sí hay dinero. Para la ciencia no. Pero, como decían los Monty Python, “that’s another story…”.

Mira Wert, sinceramente, mejor que no fueras. Total, ¿para qué? Como si realmente pudieras hacer algo o importara un comino lo que pudieras hacer. Esto no tiene remedio. La gente de la calle hablará un poquito hoy de los Goya y luego volverán a su vida de supervivencia económica. España es un patio de corral en el que todos están ya hastiados y hartos. A todos les importa un carajo la vela ya todo. Y eso, querido Wert, es lo peor que puede pasar a largo plazo, porque una sociedad que vive en el cinismo y la astemia acaba poniendo una guillotina en la plaza (porque le importa muy poco todo, incluso cruzar las líneas rojas) y ya verás qué divertido.