La auténtica fuerza política y sociológica del siglo XXI no es ni el populismo, ni la tecnocracia, ni la enésima revolución científica, ni las mujeres. Que va. Son los idiotas, que como bien dijo Mario Cipolla marchan felices hacia el cadalso arrastrándonos a todos los demás. Jamás subestiméis a un idiota, y mucho menos su terquedad en reafirmarse en sus pensamientos acordes con su condición: los argumentos no valen. Son como una maleta llena de uranio, hagas lo que hagas te va a hacer daño. La elección de Trump es el mejor ejemplo: él no es idiota, todo lo contrario, pero sí que los sabe utilizar. Hay que crear un nuevo relato igual de poderoso para evitar ese daño. A trabajar.