Vivimos tiempos de ideologías huidizas, donde nadie quiere retratarse para no asustar a ese nuevo gamusino que es el votante.
Vivimos tiempos de ideologías huidizas, donde nadie quiere retratarse para no asustar a ese nuevo gamusino que es el votante.
Como siempre, hasta que el fuego no te alcanza no se ven los problemas que se expanden en derredor, o sí los ves pero no siempre se es consciente de ellos.
Contaba Thomas Hobbes, quizás el filósofo que mejor ha entendido la naturaleza humana (sin cursiladas, sin excusas ni coartadas), que los limites de los débiles y oprimidos son tan volubles como las nubes en el horizonte.
Corrupta, ciega, sordomuda, dispuesta a bajar al barro con tal de sacar tajada… un lugar donde pagan justos por pecadores y donde más te vale tener clan que talento.
Wert no estuvo en los Goya, pero no pasa nada; el cine pataleó pero tampoco pasará nada: un país entero se desliza hacia el encoger de hombros.
El FIB es como un castillo de naipes, se zarandea con el viento de una economía que no da tregua y parece bajar el telón de una época.
La casta gobernante de Alemania es su peor enemigo, una mezcla de ceguera, tozudez luterana y defensa de lo nacional frente a la dimensión europea; la germanofobia no es más que un efecto secundario de sus errores, pero cambiará Europa.
Estudiar filosofía ayudó a mucha gente a ser mejor persona, a tener una visión global de la vida y de lo que es el ser humano, justo lo que más falta le hace a los españoles y a la gente en general, agobiada y angustiada por la realidad.