Una reciente conversación con una mujer sabia dejó bien claro que el azar, en todas sus facetas (descontrol, combinación aleatoria, incapacidad humana de prever nada) es el auténtico modus operandi del universo. El cerebro humano se engaña a sí mismo, proyecta una sombra falsa de control sobre la vida que en realidad no existe. No eres dueño de tu destino. Y lo peor de todo es que lo sabes.