Europa no aprende. Mientras sus naciones (algunas casi milenarias) envejecen sin remedio las mal llamadas élites discuten del sexo de los ángeles como los bizantinos durante el cerco a Constantinopla. Para ser un continente forjado a golpe de mestizaje la intolerancia hacia los inmigrantes es realmente absurda. No hay problema que no se pueda resolver con inteligencia. Sería además la llave para un futuro: quien sea capaz de asimilar a esa gente y darle un lugar en Europa acorde con la tradición de la propia Europa será quien gane el futuro.