Para estos tiempos en los que el ánimo, los nervios, la serenidad y lo que creíamos un mundo bien controlado saltan por la ventana no hay mejor recurso que el estoicismo, y más concretamente la ética estoica. Olvídense de la dimensión popular banal que le ha dado el tiempo, un individuo estoico es mucho más que alguien que aguanta con todo. Eso sólo es una burda simplificación. Y si ha habido una época para ser estoico, desde luego es ésta, y más en España, donde la impaciencia es la Reina dominante. No va a ser mucho, tranquilos, apenas tres o cuatro párrafos muy concentrados para leer del tirón.