Contaba Thomas Hobbes, quizás el filósofo que mejor ha entendido la naturaleza humana (sin cursiladas, sin excusas ni coartadas), que los limites de los débiles y oprimidos son tan volubles como las nubes en el horizonte.
Contaba Thomas Hobbes, quizás el filósofo que mejor ha entendido la naturaleza humana (sin cursiladas, sin excusas ni coartadas), que los limites de los débiles y oprimidos son tan volubles como las nubes en el horizonte.
A los españoles no les gusta pensar, y eso el Gobierno lo sabe y por tanto reduce la Filosofía de entre las asignaturas en ese cadáver legislativo que es la nueva ley de educación.
Todo es temporal menos una cosa, la forma de vida burocrática.
Kant fue una luminaria por muchas razones, una de ellas la de ser capaz de desmontar un mito que ya nacía en su tiempo, el nacionalismo.
Al común de los mortales no le importa la filosofía. Mucho menos si no le encuentra una utilidad final, porque lo que importa es tener armas, las que sean, para competir y superar al resto.
Estudiar filosofía ayudó a mucha gente a ser mejor persona, a tener una visión global de la vida y de lo que es el ser humano, justo lo que más falta le hace a los españoles y a la gente en general, agobiada y angustiada por la realidad.