Si George Orwell levantara la cabeza probablemente diría eso de “ya os lo dije”: vivimos entre la total falta de privacidad y la venta al por mayor del ser humano, salvo en una cosa, el ADN, que no se patenta.
Si George Orwell levantara la cabeza probablemente diría eso de “ya os lo dije”: vivimos entre la total falta de privacidad y la venta al por mayor del ser humano, salvo en una cosa, el ADN, que no se patenta.