Tenemos un problema muy serio: una mayoría de empresas españolas siguen el dictado del cliché de Juan Rosell de trabajo barato e ineficaz; pagan mal, tratan peor y no piensan en el futuro. El resultado es que, salvo las más grandes, las empresas españolas son un espejo de todo lo que no hay que hacer. El siglo XXI será el de los trabajadores avanzados y proactivos, no el de los esclavos de usar y tirar que los clichés ibéricos buscan.