No hace falta ser un gran experto en sociología o comunicación para darse cuenta de que el ser humano repite los mismos patrones de comportamiento, una y otra vez, en todas sus extensiones posibles. Después de más de una década de redes sociales y otros 20 años de existencia de internet abierto ya podemos concluir una cosa: ni nuevo mundo ni revolución, es el mismo patio de vecinos pero con más anonimato. Es decir, peor.