Nada como una gran recesión económica y el cambio de poderes en el mundo para poner en guardia a todos los nostálgicos de tiempos ya superados, cuando Occidente era quien gobernaba el mundo. Eso se acabó, y hay que adaptarse. Los que no lo hacen se agarran, desesperados en su ceguera e incapacidad, a los viejos demonios con tupé o melena como Trump o Le Pen.