Después de mucho pensarlo, de darle vueltas a la cabeza y de entender que ciertas tonterías no son tales, ponemos por escrito algo que mucha gente sabe pero que no se atreve a decir: los españoles no saben caminar por la calle. Es una consecuencia más de la anarquía interna de una sociedad dominada durante siglos por el ordeno y mando y que reacciona con la desidia y el caos ante la fusta que le deja el pandero identitario rojo como un tomate. Pero no hay problema que no se pueda arreglar con educación, la varita mágica que todo lo cambia.