All posts tagged siglo XXI

Cinco consejos básicos de supervivencia para demócratas del siglo XXI

democracia (recurso para portada)

Entre pandemias paralizantes, ideologías salvadoras que prometen salvarnos de nosotros mismos, Dioses egoístas y sus legiones de fanáticos, patrias y pueblos que devoran individuos como si fueran aperitivos, no son buenos tiempos para la ciudadanía y la libertad. Las ideas absolutas no se llevan bien con el respeto al individuo, la piedra angular del humanismo y la democracia. La paradoja es que posiblemente hace 30 años los ciudadanos eran más libres que hoy; lo peor de esta situación es que las nuevas argollas al cuello nos la ponemos nosotros mismos. Quizás en los siguientes párrafos el lector encuentre algo de utilidad para sobrevivir mientras aguantamos, esperanzados, a mejores tiempos, hasta que el péndulo vuelva a oscilar. Tengan paciencia, tanto el post como la espera del bien son largas.

El siglo XX contra el siglo XXII

Como indicaba no hace mucho en una de esas inserviblemente útiles redes sociales el periodista Daniel Arjona, el antiguo mundo se muere y el nuevo no termina de llegar, y entre medias se cultivan monstruos que dan mucho miedo. Es un buen resumen de lo que sucede a día de hoy, en esta peculiar “era interglaciar” que se abrió con la eclosión de la industria y la sociedad de masas a finales del siglo XX y ese futuro que nadie soñó mejor que Gene Roddenberry con ‘Star Trek’. Nunca la ciencia-ficción consiguió poner el listón tan alto, tanto que probablemente jamás lo alcancemos.

No es el sistema, son las personas

1
Masa de gente en ByN - recurso

Repetid esta frase como un mantra: no es Brasil, son los brasileños; no es Estados Unidos, son los estadounidenses; no es Italia, son los italianos; no es Hungría, son los húngaros… La culpa del auge de la derecha radical no es de los países, sus culturas o los payasos que eligen como líderes. Nos hemos acostumbrado a centrar la responsabilidad en un elemento o dos, como si Trump o Bolsonaro fueran luciferinos con un plan. No hay plan, son el síntoma. No hay que combatirles a ellos, sino a los votantes, con sus miedos y su respuesta mediocre ante desafíos nuevos. La masa sentimental siempre es el verdadero problema. Ni siquiera las culturas: en los rasgos identitarios brasileños o norteamericanos no hay un elemento fascista igual que no lo hay en Alemania o España. El miedo que domina a la gente es el problema, y hay que combatirlo sin histeria ni parches, desde abajo.

Así se rompe una sociedad plural

featured_designthinking

Es bueno que los demás se equivoquen. Es mucho mejor que asistamos en directo a sus errores. La simple observación, cierto grado de empatía con el que comete el fallo y una reflexión práctica te enseña a no tropezar en la misma piedra. Al menos esa es la teoría, pero los humanos siempre cometen errores similares. Y son una masa que se mueve por dinámicas aleatorias y emotivas, no por racionalismo. Dos ejemplos: EEUU y Gran Bretaña, dos crisoles culturales que han decidido tirar por la borda un modelo. Veremos lo que no hay que hacer, lo que puede destruir una sociedad plural y enriquecida, el acto de quemar las naves sin heroísmo alguno. Porque han elegido el camino más fácil y reduccionista, y lo más probable es que no funcione.

La gran brecha

1

Es posible que, con el tiempo, nuestros descendientes miren atrás y digan que el siglo XXI, especialmente la primera mitad, fue el de la gran transición, el salto adelante entre una forma de entender al ser humano y el nuevo modelo, totalmente diferente. Para resumir esa dualidad se podría decir, que es una transición entre un mundo dominado por el platonismo y otro aristotélico que se avecina. Pero lo peor no es ese gran cambio, sino sus víctimas, los que no podrán seguir el ritmo y pasarán de oportunidad a lastre. No van a ser buenos tiempos para la mayoría.

Julio Verne se equivocó (y lo sabía)

Julio Verne se equivocó. Los positivistas se equivocaron. Los filósofos de lo material del siglo XIX se equivocaron. Prometieron, cada uno a su manera, que el progreso material y tecnológico conllevaría el necesario progreso moral del ser humano. Acertaron en parte, pero no en el todo. Incluso él, en la etapa final de su vida, giró hacia una visión más sombría del progreso. Las amenazas a la democracia y el comportamiento xenófobo de muchas sociedades son una demostración de que el tribalismo primitivo persiste aunque se envuelva con diseño y tecnología.

Nunca subestimes a un idiota (podría ser su siglo)

1

La auténtica fuerza política y sociológica del siglo XXI no es ni el populismo, ni la tecnocracia, ni la enésima revolución científica, ni las mujeres. Que va. Son los idiotas, que como bien dijo Mario Cipolla marchan felices hacia el cadalso arrastrándonos a todos los demás. Jamás subestiméis a un idiota, y mucho menos su terquedad en reafirmarse en sus pensamientos acordes con su condición: los argumentos no valen. Son como una maleta llena de uranio, hagas lo que hagas te va a hacer daño. La elección de Trump es el mejor ejemplo: él no es idiota, todo lo contrario, pero sí que los sabe utilizar. Hay que crear un nuevo relato igual de poderoso para evitar ese daño. A trabajar. 

El siglo de los clavos ardientes

A perro flaco, todo son pulgas. No son buenos tiempos para que las ideas prosperen, con la gente dejándose acunar lentamente por el miedo, agarrados todos al altar, la nación, la patria, la ideología o cualquier clavo ardiendo que les libere de ese pánico nacido en el bolsillo y que se ha expandido a todos los niveles. El miedo es libre, galopa sin control y convierte Europa en un edificio agrietado por donde aparecen los huesos de los abuelos.