Cada vez queda menos para uno de los peores tragos que le reserva el futuro al ser humano: darse cuenta de que, probablemente, no somos la única creación viva del universo.
Cada vez queda menos para uno de los peores tragos que le reserva el futuro al ser humano: darse cuenta de que, probablemente, no somos la única creación viva del universo.